miércoles, 9 de mayo de 2012

Magia

Infieres célibe en mí,
concediéndote permisos,
proponiéndome pecados,
revoloteando en mi oídos.

Encarcelas los ojos,
entre manos sudadas,
y el pudor que se te cuela,
haciéndote mojar la falda.

Ahora un tiempo fiscalizador,
con aquel par de miradas,
disciernen el alma,
hostigan el corazón.

Los dientes destellando,
tras los labios indiscretos,
los pómulos enrojecen,
Cortan la respiración.

¡Si mi aliento te tocara,
Hasta el sexo te hace agua!

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Dí lo que quieras.

Seguidores