Están afónicas las manos,
cansadas.
La embotada mente,
infiel al verso es ahora.
Las musas se han entretenido,
encendiendo estrellas,
y pintando alas a mariposas.
La coherencia salió de vacaciones,
Y llevo con ella la imaginación.
Todos se han ido,
solo estos versos han quedado,
y ahora terminados, solo quedara el vacío.
Quizás, entonces, el poeta se ha suicidado,
y solo permanece el cuenco vacío,
porque lo que se dice el alma,
se la han merendado las hormigas.
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